HAGAMOS MÚSICA
Si el llamado «tono» es un término musical del cual se ha apropiado la categorización de la lingüística como elemento que describe la intención y el estado de ánimo reflejados a través del modo particular de expresarse y del estilo, tenemos que partir entonces de cuál ha de ser su impronta cuando se aplica a lo que escribimos.
Luego debemos discernir:
Si el tono es la propiedad de los sonidos que los clasifica como más agudos o más graves en función de su frecuencia, lo cual comúnmente es utilizado como sinónimo de altura...
Si en el canto este elemento resulta fundamental para diferenciar las distintas tesituras de una voz o instrumento...
Si se le denomina parciales armónicos a otros sonidos que, percibiéndose de manera distinta, enriquecen el sonido original...
Si los diferentes sonidos cualifican lo que denominamos el timbre, que puede ser lleno, sonoro u oscuro...
Vale entonces preguntarnos si nuestra prensa tiene tono o es atonal, si existe equilibrio armónico entre voces graves y agudas y cuáles son estas voces. Si hemos conseguido posibles tesituras entre los medios de prensa y entre los periodistas, como para no repetirnos en una especie de canto gregoriano, antigua oración laudatoria cantada sin emoción, al unísono, y que cumplía, a través de su llaneza, un sentido litúrgico.
Y pregunto: por qué asustarnos, a veces, cuando aparecen, dentro
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Angel -